LA VOZ

La voz es un instrumento de trabajo fundamental para el actor o la actriz. En la mayoría de los espectáculos y representaciones teatrales tendrá que utilizar la voz como medio de expresión, trabajando su interpretación sobre un texto. Puede darse el caso de que su voz no sea necesaria en una interpretación, como es el caso del mimo o de interpretaciones sólo gestuales, tal como ocurría en el cine mudo, pero también el caso contrario, que sea su voz la que realice una interpretación completa, como el caso de los actores de doblaje en el cine o el trabajo en la radio, en el teatro leído o en un recital poético. En cualquier caso, la voz es un instrumento de trabajo básico para un actor. Su calidad y sus cualidades deben ser cuidadas y cultivadas continuamente. El buen actor debe tener las técnicas precisas para no forzar nunca su voz y sacar el máximo rendimiento expresivo de ella.
La voz de un actor o actriz tiene que tener estas cualidades imprescindibles:
  1. Suficiencia en cuanto al alcance o amplitud y resistencia. Para conseguir esto es indispensable un dominio completo de la respiración, que es la base de una correcta emisión de la voz, de la modulación de su alcance y de la permanencia de esa voz en condiciones óptimas.
  2. Claridad en la pronunciación; esto se consigue mediante la correcta producción de cada uno de los sonidos de la lengua, aislados o combinados en sílabas o palabras.
  3. Expresividad en su entonación, ritmo, intensidad y timbre, de modo que la voz exprese no sólo el mensaje inmediato de las palabras, sino su significado profundo, mediante la entonación, la velocidad, las pausas, el énfasis, etc.
Proyección de la voz
La proyección de la voz es un concepto especialmente indicado para las personas  que tengan que llenar un amplio espacio con el sonido de su voz: actores de teatro ( no así los de cine o TV), maestros, oradores...
    Básicamente hay que profundizar en dos puntos: los resonadores y el apoyo respiratorio. Aunque hay un tercero, igual de importante, el huir todo lo lejos que podamos de las tensiones musculares que provocarían que la proyección de la voz pasase a ser grito, perjudicando así, a la larga, nuestro aparato fonador.
    Resonadores
        Aunque, al principio, parezca algo, un tanto increíble, nuestro cuerpo, en general, se ve sometido a tantas tensiones que se ve imposibilitado para propagar las vibraciones producidas por nuestra voz.
    Para trabajar correctamente y optimizar nuestros resonadores, lo primero que se tendrías que conseguir sería una óptima relajación. Relajación activa, que predisponga a nuestro cuerpo para el trabajo, eliminando las tensiones. Ya hablaremos en otro momento de tipos y formas de relajación.
    Para empezar a sentir esa vibración que debemos propagar por todo nuestro cuerpo podemos empezar a trabajar con el fonema "m". Cerramos los labios y hacemos como si quisiéramos decir cualquier palabra que empiece por "M",pero sin llegar a abrir a vocal, manteniendo los labios juntos.
    Al principio puede que nos cueste percibir las vibraciones, lo que nos indicaría que debemos concentrarnos más y buscar mayor sensibilización hacia estas sensaciones, no hay que tener prisa, si uno sigue practicando termina por percibirlas.
    La voz es un sonido, y como todo sonido es producto de una vibración. Esta vibración en el caso de la voz se produce en los pliegues vocálicos ( cuerdas vocales) que se encuentran en la laringe. Al tener la intención de producir un sonido, estas, con ayuda del paso del aire, entran en movimiento, produciendo una vibración, llamémosla primaria, que se propaga y al encontrarse con un orificio de salida, la boca, que, funcionando como caja de resonancia principal lo aumenta y proyecta hacia fuera.
    Pero en el trayecto, esa vibración se encuentra con más materia sujeta a una posible vibración y por tanto, amplificación de esa vibración primaria. Dependiendo de los estudiosos del tema, podemos encontrar que hay quien mantiene que son los senos faciales ( frontal, etmoidales, maxilares) y hay quien que encuentra resonadores hasta en el hueso sacro.
    Físicamente, lo que se dice vibrar, vibrará tanto como potencia tenga la onda primaria y elementos vibrantes nos encontremos en el camino. De ahí, la importancia de encontrarse relajado para que esos elementos vibrantes propaguen la onda por todo el cuerpo y así conseguir un mayor sonido.
    Un primer ejercicio para notar distintas zonas de resonancia sería, trabajando con el fonema “m” como antes se ha expuesto. Manteniendo esa intención de querer decir una palabra que empiece por ese fonema vamos a apretar los dientes según lo estamos produciendo. Seguro que ya no solo le vibran los labios si no que han empezado a percibir otras partes alrededor de la boca entrando en vibración. Haga lo mismo pero ahora separe las muelas todo lo que pueda, como si tuviera una pelota de golf dentro pero manteniendo los labios cerrados, la zona del labio superior hasta la base de la nariz tendría que encontrarse tirante, estirada. Compruebe si han variado las zonas donde percibía la vibración.
    Otra zona de fácil percepción de la vibración es el esternón. Póngase la mano en la zona más baja del esternón cerca de la apófisis, justo donde acaba la zona ósea y empieza lo que se suele llamar la boca del estomago. Emita un sonido con la boca bien abierta imitando al que se hace en los dibujos animados cuando un ser cae al vacío o aun pozo, es decir, de un sonido más agudo a un sonido grave. Notará como percibe la vibración mejor cuanto más grave sea el sonido.
    Esas sensaciones de vibración podemos sentirlas en todo el cuerpo y con práctica podemos, incluso, llevarlas a la parte que más nos interese trabajando las distintas posibilidades musculares que nuestro cuerpo nos ofrece. Nos encontraremos que hay partes que optimizan los sonidos agudos y otras los graves.
 
Apoyo respiratorio
El apoyo respiratorio lo vamos a trabajar controlando nuestra respiración, la musculatura que la origina, el diafragma.
Para empezar podemos trabajar el soplo diafragmático. Lo conseguiremos imitando la respiración del perro. Estaríamos consiguiendo una respiración mucho más rápida que la nuestra original. Si mantenemos este tipo de respiración, pero en cada espiración, cada vez que soltamos aire, intentamos soltar todo el que tengamos, estaremos contrayendo el diafragma de golpe fortaleciéndolo. Si queremos emitir un sonido a la vez, tendríamos que tener mucho cuidado para no contraer la garganta esta debe de permanecer relajada.
Otra forma de fortalecer esta musculatura es con la respiración que se llama de relajación súbita. En ella se realiza una espiración lo más larga posible, como con la intención de expulsar todo el aire que tengamos dentro, hasta que nos duela los laterales del cuerpo ( los intercostales), una vez que hemos expulsado todo el aire, mantenemos un tiempo de apnea respiratoria y relajamos súbitamente. Los intercostales volverán a su posición inicial y desde ahí volveremos a empezar el ejercicio.
LA IMPOSTACIÓN
La corriente de aire resultante de la espiración es una columna constante y regular, que se convertirá en sonido por la acción de las cuerdas vocales. Una correcta vibración de la columna de aire para producir el sonido es lo que conocemos como impostación de la voz.
Se llama impostación, por tanto, al aprovechamiento pleno de la espiración para la producción del sonido con el máximo rendimiento y el mínimo esfuerzo. Tanto el aparato fonador como el aparato resonador deben trabajar de forma natural y a su máxima capacidad, sin ser forzados.
La correcta impostación supone estas condiciones:
  1. Que la columna de aire pase fácilmente por los músculos tiro-aritenoideos (núcleo muscular de las cuerdas vocales inferiores).
  2. Que esos músculos tengan firmes puntos de apoyo.
  3. Que no se opongan obstáculos, ni directos ni indirectos, a la vibración.
  4. Que el aparato resonador reciba libremente el aire puesto en vibración por la laringe.
Todo ello se consigue colocando correctamente la laringe y con un uso eficiente de la musculatura. El proceso para la impostación de la voz es el siguiente:
  1. La laringe tiene que estar firmemente colocada en posición baja, que consigue una mayor apoyatura de los músculos y asegura mayor capacidad al primer resonador, la faringe.
  2. La eipiglotis y el paladar blando deben dejar libres los conductos de la glotis y la parte inferior y posterior de las fosas nasales.
  3. Las cuerdas vocales deben vibrar libremente en toda la extensión necesaria para producir el tono y la amplitud que se buscan.
Todo esto se logra colocando boca, paladar, lengua, garganta y laringe en posición de bostezo, pues en esa posición el paladar blando se levanta, la lengua se aplana y la faringe se amplia. En esa situación se emitirá un sonido neutro que será nuestra verdadera voz, pues con frecuencia lo que consideramos nuestra voz está viciada por malos hábitos de

 

ejercicios: